MICRONEGOCIOS: UNIDADES INCLUSIVAS Y SOSTENIBLES

RODOLFO ENRIQUE ZEA NAVARRO

contralor delegado Sector Comercio y Desarrollo Regional

Diciembre 2024, Edición 374

Apoyar los micronegocios fomenta su formalización, su educación financiera, su acceso a capital y los transforma en motores del desarrollo económico y social para el país.

LOS MICRONEGOCIOS EN COLOMBIA, definidos por el Dane como unidades económicas de hasta nueve empleados y enfocadas en la generación de ingresos a través de la producción y comercialización de bienes o servicios, son un componente clave del tejido empresarial colombiano.

Según la Ley 905 de 20041, las microempresas tienen hasta diez trabajadores y activos que no superan los 500 salarios mínimos vigentes, mientras que el Decreto 957 de 2019[2] las clasifica con base en ingresos en unidades de valor tributario (UVT) y por tipo de actividad: manufactura, servicios, comercio, lo que formaliza su clasificación y relevancia económica.

Estas microempresas son vitales para la generación de empleo y el dinamismo de la economía. Entre 2018 y 2023, las microempresas representaron más del 90 % de las em-presas registradas en Colombia, lo que resalta su preeminencia. La Encuesta de Micronegocios (Emicron) del Dane reportó que en 2023 había alrededor de 5.18 millones de micronegocios, de los cuales sólo el 30 % estaban formalizados en el Registro Único Empresarial (Rues), reflejando una significativa economía informal en este sector.

Colombia experimentó un período de industrialización entre 1932 y 1979, impulsado por políticas de sustitución de importaciones, las cuales permitieron un crecimiento económico sostenido, con tasas de hasta el 6 % (Ortíz, Uribe, & Vivas, 2009). Sin embargo, desde 1980 el país ha pasado por un proceso de desindustrialización y la tasa de crecimiento se redujo al 3 %, con picos por encima del 5 %. Este contexto, sumado a las crisis económicas globales, especialmente la de 2009 y la pandemia de Covid-19, contribuyó a la disminución de la participación del sector industrial en el valor agregado, que en 2020 cayó al 12,7 %, según el Dane.

Con la caída del sector industrial, el crecimiento económico ha dependido cada vez más de los sectores de comercio y servicios, que en 2024 empleaban al 68.7 % de la población activa, mientras que el 76 % de la población colombiana vive en áreas urbanas. En este entorno, los micronegocios juegan un papel crucial en la economía informal, ofreciendo empleo y dinamizando la economía local en áreas donde el empleo formal es escaso.

Los micronegocios representan una plataforma esencial para el desarrollo inclusivo en Colombia, aunque el 70 % de estos permanecen en la informalidad. Esta situación limita su capacidad de contribuir en términos fiscales y como generadores de empleo formal, aunque alrededor del 46,4 % de los micronegocios han operado por más de diez años, lo que refleja su resiliencia y potencial para el desarrollo económico sostenible.

Poder llegar a estos micronegocios que han permanecido en el tiempo, es una gran oportunidad para que las cámaras de comercio puedan apoyar la formalización de este segmento del tejido empresarial. Para fortalecerlos y promover su formalización, programas como Innpulsa Colombia, Fortaleser y los centros de industrialización Zasca, buscan facilitar el acceso a mercados, fomentar asociaciones productivas y aumentar su competitividad.

Estos esfuerzos son esenciales para reducir las desigualdades territoriales en una economía predominantemente urbana y para impulsar sectores de comercio y servicios. Así, el apoyo a los micronegocios es crucial para construir una economía más inclusiva y sostenible, fomentando la formalización, la educación financiera y el acceso a capital, transformándolos en motores del desarrollo económico y social del país  (Ortíz, Uribe, & Vivas, 2009).

En el cuadro 1, podemos apreciar la participación por actividad económica de las empresas  inscritas en el Registro Único Empresarial y Social (Rues).

Tendencias económicas en la distribución sectorial de empresas

Entre 2018 y 2023, la distribución sectorial de empresas en Colombia refleja varias tendencias económicas claves, destacando la primacía del sector comercial, que incluye actividades de comercio al por mayor y menor, además de la reparación de vehículos.

Este sector alcanzó su mayor participación en 2020 (41,47 %) y, aunque bajó ligeramente a 40,48 % en 2023, sigue siendo fundamental para el empleo y la economía. El sector manufacturero se mantuvo estable, aunque levemente decreciente, con una participación del 10,56 % en 2023 frente al 10,97 % en 2018. Esta tendencia sugiere que el sector manufacturero podría beneficiarse de políticas de modernización e innovación para enfrentar desafíos internacionales y tecnológicos.

El sector de alojamiento y servicios de comida mostró resiliencia tras el impacto de la pandemia de Covid-19, cuando su participación bajó a 10,39 % en 2020, pero se recuperó hasta alcanzar el 11,84 % en 2023. Este crecimiento se debe a la reactivación del turismo y la demanda de servicios presenciales. Las actividades profesionales, científicas y técnicas representaron cerca del 7 % del total de empresas, mostrando estabilidad y potencial de expansión con políticas que impulsen la capacidad técnica y científica del país.

Los micronegocios son un componente clave de la economía colombiana, pues representan gran parte del empleo y la economía popular. En 2019, Colombia con-taba con 5.2 millones de micronegocios, pero en 2020 la pandemia provocó el cierre de 427.848 unidades, reduciendo la cifra a 4.8 millones. A pesar de este golpe, los micronegocios han mostrado una recuperación gradual, con un estimado de 5.1 millones en 2023. Sin embargo, la informalidad sigue siendo un desafío: sólo el 30 % de los micronegocios están formalizados según el Registro Único Empresarial, lo cual limita su contribución fiscal y su estabilidad como generadores de empleo. Ver cuadro 2.

El tiempo de operación muestra que los micronegocios con más de diez años de actividad representan entre el 45 % y 46 %, lo que evidencia su estabilidad en el largo plazo. Sin embargo, los nuevos micronegocios (menos de un año) han disminuido, pasando de 11,1 % en 2019 a 7,8 % en 2023, posiblemente debido a barreras en la creación de nuevas empresas.

Por sectores (cuadro 3), el de servicios ha mostrado crecimiento continuo, aumentando su participación de 40,31 % en 2019 a 44,14 % en 2023, impulsado por factores como urbanización y digitalización, mientras que el sector comercial se mantuvo significativo, aunque con una ligera baja, del 25,77 % al 24,34 %.

El sector de agricultura y pesca, en cambio, ha disminuido, pasando del 23,58 % al 21,34 %, reflejo de la migración urbana y desafíos de acceso a mercados rurales.

Innpulsa Colombia, a través de programas como Fortaleser y centros de industrialización Zasca, se ha enfocado en la reindustrialización, el emprendimiento y la innovación para fortalecer a los micronegocios y facilitar su formalización y acceso a mercados. El reto está en que estos programas cumplan con su plan de ejecución y lleguen a la base de la pirámide.

Adaptación al cambio y oportunidades de crecimiento

Los micronegocios, como unidades productivas con me-nos de diez empleados, representan un componente fundamental del tejido económico en los países en desarrollo, incluida Colombia. Alrededor del 47,5 % de la población ocupada en Colombia depende de estos pequeños negocios, los cuales predominan en la economía informal (Pacheco, Hernández, Rodríguez, & Nieto, 2024). Sin embargo, la informalidad representa una barrera significativa para su crecimiento y sostenibilidad, ya que reduce el acceso a beneficios sociales y financiamiento formal.

El impacto de la pandemia de Covid-19 fue particularmente severo para los micronegocios, causando una reducción del 7,3 % entre 2019 y 2020, lo que resultó en el cierre de miles de negocios y la pérdida de empleos (Pacheco, Hernández, Rodríguez, & Nieto, 2024). Para afrontar estos desafíos es fundamental fortalecer sus capacidades en áreas como gestión organizacional, planificación estratégica y educación financiera.

El análisis de micronegocios en Bogotá, como el principal centro productivo de Colombia, permite identificar áreas críticas de fortalecimiento que impulsan su competitividad (Pacheco, Hernández, Rodríguez, & Nieto, 2024). Componentes clave, como la organización y la gestión financiera, resultaron esenciales para mejorar el desempeño general de estos negocios, aunque sorprendentemente, la formalización no demostró una asociación significativa con otros factores de competitividad. Este hallazgo sugiere que si bien la formalización es un objetivo deseable, los micronegocios necesitan un enfoque más integral que considere tanto las capacidades internas como las particularidades del entorno en el que operan.

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Los micronegocios representan más del 90 % de las empresas registradas en el país, proporcionando empleo a una gran parte de la población; sin embargo, un 70 % opera en la informalidad, lo que limita su potencial de crecimiento y su acceso a beneficios fiscales.

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Además, el espíritu emprendedor ha cobrado mayor importancia en tiempos de crisis económica, como una respuesta viable al desempleo. Sin embargo, los emprendedores enfrentan barreras importantes, entre ellas, el acceso limitado a financiamiento y las dificultades para adoptar prácticas formales (Cardona, Boyano, & Ramírez Molinares, 2023). A pesar de estos desafíos, el emprendimiento se presenta como una oportunidad de crecimiento y una vía de inclusión económica para muchos sectores de la población.

Para facilitar su adaptación y crecimiento es esencial que las políticas públicas se enfoquen en mejorar la educación financiera, promover el acceso a crédito formal y brindar apoyo técnico (Serrato, Rubio, Buitrago, & Rodríguez, 2020). Además, se recomienda diseñar políticas de apoyo que aborden las características diversas de los micronegocios, con un enfoque sectorial y regional que responda a las necesidades específicas de cada sector.

Los micronegocios en Bogotá y en Colombia en general, representan una oportunidad significativa para impulsar el desarrollo económico inclusivo.

Desafíos de formalización y sostenibilidad

La formalización y sostenibilidad de los micronegocios en Colombia enfrenta varios desafíos estructurales y contextuales. Estos pueden agruparse en tres grandes áreas:

Desafíos de financiamiento y educación financiera:

  • Un 89,89 % de los propietarios de micronegocios carecen de acceso a servicios financieros formales, lo que los obliga a depender de préstamos informales. La mayoría de estos micronegocios se financian con ahorros personales o créditos familiares, lo cual limita su capacidad de crecimiento y aumenta su vulnerabilidad económica (Domínguez, Zambrano, & Prada, 2021).
  • Muchos micronegocios experimentan dificultades para gestionar sus finanzas, lo que afecta su sostenibilidad a largo plazo. Resultados previos indican que el fortalecimiento de competencias financieras y programas de capacitación son esenciales para la administración eficiente de ingresos y el incremento de utilidades, como lo evidencia el aumento del 103 % en utilidades para algunos microcréditos (Fernández Moreno, 2014).

Formalización y acceso a apoyos gubernamentales:

  • Cerca del 93,5 % de los micronegocios no cuentan con Registro Único Tributario (RUT), limitando su acceso a programas de apoyo y beneficios gubernamentales, que suelen estar condicionados a la formalización. La implementación de políticas que faciliten este proceso, como los Conpes 3956 de 2019 y 4005 de 2020, es crucial para integrar estos negocios al sistema económico formal (Castro, Londoño, Parga, & Peña, 2020).
  • Solo el 2,3 % de los propietarios realizan aportes a sistemas de salud o pensiones. Este contexto de desprotección laboral puede desincentivar la formalización y afecta la estabilidad del empleo en el sector de micronegocios.

Competitividad y adaptación a entornos cambiantes:

  • Sectores de manufactura y transporte, no considerados esenciales, sufrieron grandes pérdidas, reduciendo las ventas de muchos micronegocios. En contraste, sectores como alimentación y salud mostraron cierta resiliencia, lo cual subraya la necesidad de diversificar las actividades de los micronegocios y adaptar sus operaciones a las demandas del mercado (Domínguez, Zambrano, & Prada, 2021).
  • El sector comercial, por ejemplo, concentra más del 40 % de las actividades económicas de microempresas, pero enfrenta barreras como la falta de acceso a tecnología y la baja penetración de transacciones electrónicas, lo que limita su competitividad y expansión en un mercado cada vez más digitalizado (Registro Mercantil).

Para enfrentar estos desafíos, se recomienda fortalecer políticas de educación financiera, facilitar el acceso a microcréditos formales y promover la formalización de los micronegocios mediante incentivos fiscales y de seguridad social. Además, la promoción de metodologías adaptadas por las instituciones microfinancieras y el apoyo a la digitalización.

Políticas y programas de fortalecimiento

Formular políticas y programas de fortalecimiento para los micronegocios en Colombia implica considerar su importancia en la economía y empleo, así como los desafíos específicos que enfrentan, particularmente en términos de formalización, acceso a tecnología y resiliencia ante crisis. La información disponible sugiere varias áreas claves para el diseño de políticas públicas efectivas:

Incentivar la formalización y estructuración empresarial:

  • Establecer programas de apoyo que incentiven la formalización de micronegocios. Por ejemplo, subvenciones o reducciones fiscales para quienes inicien sus trámites en los primeros dos años, junto con asistencia legal simplificada (Dane, Registro Mercantil).
  • Trabajar con Innpulsa para implementar medidas de asesoramiento en los centros de industrialización Zas-ca, los cuales proveen asistencia técnica para fortalecer las capacidades legales y contables de los micronegocios.

Fomentar la digitalización y la modernización tecnológica:

  • Desarrollar un programa de subsidios o créditos accesibles para que los micronegocios inviertan en herramientas digitales que faciliten el acceso a nuevos mercados y la gestión interna ( facturación electrónica, plataformas de e-commerce).
  • Utilizar el programa Fortaleser de Innpulsa, que ya apoya a pequeñas unidades productivas, expandiéndolo hacia la adopción de tecnologías y formación en competencias digitales.
  • Profundizar el apoyo a los micronegocios con herramientas como el Fondo Emprender.

Fortalecer la sostenibilidad de los micronegocios en el sector de servicios y comercio:

  • Diseñar una estrategia de fortalecimiento sectorial orientada al comercio y servicios, que se han consolidado como los sectores principales de micronegocios y que además son claves para la ocupación urbana.
  • Implementar programas de formación en marketing digital, servicio al cliente y logística, mediante los centros de Industrialización, así como fomentar la conexión entre micronegocios y redes de grandes proveedores y comercializadores nacionales.

Promover la resiliencia económica ante crisis y fluctuaciones del mercado:

  • Crear un fondo de apoyo financiero y de contingencia para micronegocios en tiempos de crisis económica o sanitaria, priorizando a los que operan en sectores más afectados como la manufactura y el comercio.
  • Activar programas de asistencia mediante Innpulsa en colaboración con el Banco de Desarrollo Empresarial (Bancoldex) y el Fondo Nacional de Garantías (FNG), para que ofrezcan líneas de crédito con tasas preferenciales en periodos críticos, asegurando que los micronegocios tengan opciones de apoyo financiero accesibles.

Fomentar los procesos de asociatividad y colaboración interempresarial:

  • Incentivar que los micronegocios se agrupen en cooperativas o consorcios para acceder a economías de esca-la, mejorar su poder de negociación y ampliar su acceso a financiamiento.
  • Expandir iniciativas que proporcionen plataformas de networking y faciliten el acceso a programas de capacitación conjunta.

Estas políticas y programas pueden contribuir a un desarrollo más sostenible e inclusivo de los micronegocios en Colombia, promoviendo la formalización, la innovación y la resiliencia en un entorno económico desafiante.

Conclusiones

Los micronegocios y microempresas son fundamentales para el tejido empresarial colombiano, representan-do más del 90 % de las empresas registradas y proporcionando empleo a una parte significativa de la población. Su resiliencia y adaptabilidad son claves para el desarrollo económico, especialmente en un contexto marcado por la informalidad.

A pesar de su relevancia, el 70 % de los micronegocios operan en la informalidad, lo que limita su capacidad de acceder a financiamiento, beneficios sociales y programas de apoyo gubernamental. Esto resalta la necesidad urgente de políticas que fomenten la formalización y la integración de estos negocios en la economía formal.

La pandemia de Covid-19 tuvo un impacto devastador en los micronegocios, exponiendo su vulnerabilidad. La recuperación observada desde 2020 sugiere que, con el apoyo adecuado, estos negocios pueden adaptarse y superar crisis futuras, pero requieren de estrategias específicas para mejorar su gestión financiera y organizacional.

Para potenciar el desarrollo de los micronegocios, es esencial implementar políticas públicas que promuevan la educación financiera, faciliten el acceso a crédito formal y brinden asistencia técnica. Estas acciones no solo fortalecerán la resiliencia de los micronegocios, sino que también contribuirán a su sostenibilidad y crecimiento en el largo plazo.

Cuando se diseñan políticas públicas lo más relevante es poderlas implementar.  Por eso es importante mejorar la ejecución presupuestal del sector comercio, industria y turismo, que en el 2023 fue del 74,8 % y en la parte de inversión solo alcanzó el 53,0 %. Las cifras a octubre de 2024 siguen mostrando una tendencia a la baja ejecución presupuestal con un 45,1 % en el total y 23,9 % en inversión, afectando la recuperación del sector comercio, el cual en el 2023 decreció 2,8 % y este año en el primer semestre solo crece 0,2 %.

La modernización tecnológica y la digitalización son imperativas para la competitividad de los micronegocios en un mercado cada vez más digitalizado. Programas de subsidios y capacitación en herramientas digitales son necesarios para mejorar su acceso a nuevos mercados y optimizar la gestión interna.

La creación de redes de colaboración y asociatividad entre micronegocios puede ser un motor para mejorar su competitividad. Incentivar la formación de cooperativas o consorcios les permitirá acceder a economías de escala y mejorar su poder de negociación frente a grandes proveedores.

En conclusión, el fortalecimiento de los micronegocios es vital para construir una economía más inclusiva y sostenible en Colombia. Al abordar los desafíos de formalización, financiamiento y competitividad, se puede facilitar el crecimiento de este sector y su capacidad para contribuir significativamente al desarrollo económico y social del país. EC

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