AGRO, MOTOR RESILIENTE

JORGE ENRIQUE BEDOYA VISCAYA

presidente Sociedad de Agricultores de Colombia

Diciembre 2024, Edición 374.

Ante retos estructurales, el sector agropecuario colombiano enfrenta grandes desafíos, pero con políticas públicas sostenibles, inversión privada y reformas que brinden seguridad jurídica, es posible construir un campo más fuerte y garantizar su aporte al bienestar de los hogares y la economía nacional.

DURANTE 2024, EL SECTOR AGROPECUARIO ha presentado una de las mayores contribuciones al Producto Interno Bruto (PIB) con un crecimiento significativo en los dos primeros trimestres del año. Según el Dane, en el segundo trimestre el sector reportó un crecimiento del 10,2 %, mientras que en el primer trimestre alcanzó una tasa del 5,8 %. Las razones de este comportamiento y sus implicaciones para productores y consumidores pueden contribuir a la discusión sobre crecimiento, rentabilidad, seguridad alimentaria y sobre las políticas públicas sectoriales que se requieren en el corto y largo plazo.

Desde el punto de vista de la oferta, la dinámica sectorial se explica en gran medida por tres factores: prime-ro, la naturaleza de los procesos de producción ya bien sea de actividades agrícolas y las particularidades de los ciclos de las actividades pecuarias que implica labores de planeación que no son de corto plazo; segundo, el comportamiento de los costos de los principales insumos que se utilizan en la producción agrícola y pecuaria, que en su mayoría por ser importados dependen, a su vez, de la dinámica de las cotizaciones en los mercados internacionales y de la tasa de cambio, solo por mencionar un par de ellos; tercero: el clima, que cada vez se consolida como una de las variables más determinantes e impredecibles que impactan la oferta sectorial.

Y desde la óptica de la demanda, la suerte de nuestros productores depende en gran medida de lo que ocurra con nuestros consumidores. La población ocupada de Colombia es de 23 millones de personas, Desafortunadamente la tasa de informalidad laboral es superior al 50 %, y son millones los colombianos que ganan menos de un salario mínimo.

Con este panorama y teniendo en cuenta que la tasa de crecimiento año corrido para el indicador de seguimiento a la economía (ISE) para las actividades secundarias (industrias manufactureras y construcción) que emplean a más del 16 % de los colombianos fue negativo para todos los meses desde que inició el 20241 y que la construcción, por ejemplo, ya completa tres meses con la mayor caída del empleo, la suerte de millones de consumidores que dependen de estas actividades claramente es preocupante.

Lo mismo ocurre para el ISE del comercio, la repa-ración de vehículos, el transporte y almacenamiento y el alojamiento y servicios de comida, que tampoco presentó un desempeño positivo durante cinco meses consecutivos (entre marzo y julio). Esto se reflejó en la pérdida de empleos para el sector de comercio y reparación de vehículos, que representa el 17 % de los empleos del país, con cinco meses de pérdidas.

¿De qué sirve crecer en el agro si se resiente el mercado laboral de sectores que representan millones de consumidores?

Sumado a lo anterior, en lo que va corrido de este año, según cifras de Colfecar2, se han presentado 621 bloqueos a las carreteras del país, una cifra que debería poner en alerta al Gobierno Nacional, por los efectos negativos que este tipo de eventos genera para productores de alimentos y consumidores.

Para no ir tan lejos, en los cuatro días de bloqueos que se registraron en septiembre de este año el incremento en los precios de los alimentos en plazas mayoristas en algunos casos fue mayor al 115 %3, y también se presentó una reducción coyuntural del normal abastecimiento de comida en plazas mayoristas de algunas ciudades.

El represamiento de alimentos que se presenta en los bloqueos a las carreteras, que desafortunadamente se han vuelto costumbre en nuestro país, genera daños tanto a los consumidores como a productores y a trabajadores rurales. Los miles de litros de leche que se dejan de recoger y no llegan a nutrir a los niños, los animales que se mueren en medio de los bloqueos afectando la viabilidad de productores de proteína animal, las miles de cajas de perecederos que no llegan a tiempo a los puertos de exportación, y que obligan a suspender la contratación de trabajadores que deberían participar en la recolección de las cosechas de exportables, son algunos ejemplos de las situaciones que deben vivir nuestros productores y que pasan desapercibidas en medio de las frías cifras de crecimiento sectorial.

Sumado a lo anterior, una de las variables que mayor incertidumbre genera en el sector y que dependiendo de su comportamiento puede llegar a tener un efecto devastador es la del clima. Los efectos prolongados y rezagados del Fenómeno del Niño en el primer semestre de 2024 se sintieron en algunos de los sectores de la producción agropecuaria.

Hemos visto como las altas temperaturas por el estrés hídrico provocaron incendios en algunos cultivos de caña panelera, en otras zonas estas temperaturas derivaron en menores rendimientos en el cultivo de arroz, retrasos en la siembra de papa, y una mayor fragilidad ante plagas y enfermedades para diferentes cultivos, solo por dar algunos ejemplos.

Por supuesto que el sector también ha contado con algo de suerte específicamente en materia del comportamiento del costo de insumos agropecuarios que han presentado una tendencia a la baja en el mercado internacional. Para la agricultura los precios internacionales de los fertilizantes, después del pico alcanzado entre marzo y abril de 2022 luego del inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, entraron en una dinámica de reducción que se prolongó por más de 22 meses hasta junio de este año, mes en el que la Unidad de Planificación Agropecuaria y Rural (Upra) reportó un incremento que se extendió hasta el mes de agosto (último mes de reporte)4.

De manera similar el precio de materias primas como el maíz amarillo, el fríjol soya y la torta de soya, que son insumos críticos para la producción de huevo, pollo, cerdo, tilapia y para parte de la ganadería, también ha presentado un comportamiento favorable para los productores luego del inicio de la terrible invasión de Rusia a Ucrania. Según el Banco Mundial el maíz, por ejemplo, pasó de 335 USD por tonelada métrica en marzo de 2022 a 185 USD por tonelada en septiembre de este año.

El caso de los fertilizantes y de las materias primas para la fabricación de alimento concentrado para animales refleja la vulnerabilidad del sector agropecuario ante los choques externos, como por ejemplo en este caso la invasión de Rusia a Ucrania.

En resumen, a pesar de la tasa de crecimiento que se ha presentado durante 2024, son muchas las variables que permanentemente pueden afectar a nuestro sector y que desafortunadamente no se pueden controlar. No obstante, existen herramientas de política pública que, de mantenerse en el tiempo y de convertirse en bienes públicos, sin duda contribuirían a un mayor bienestar tanto de consumidores como de productores.

El crédito de fomento y el aseguramiento para la gestión del riesgo son fundamentales para nuestro sector. La destinación de presupuesto suficiente para fomentar el acceso al crédito mediante el subsidio a tasas de interés, particularmente para pequeños y medianos productores (líneas especiales de crédito– LEC) y para fomentar el aseguramiento de las cosechas y animales (incentivo al seguro agropecuario – ISA) es fundamental. Si bien las tasas de interés de referencia vienen con una tendencia a la baja por las decisiones del Banco de la República, el costo efectivo del crédito en particular para los pequeños productores todavía es un reto por resolver.

De igual manera, y frente al reto que nos impone el cambio climático, es de la mayor importancia avanzar en la cultura del aseguramiento y en el fortalecimiento de sus instrumentos. La misma Comisión Nacional de Crédito Agropecuario (CNCA)5 reconoce que “el índice de profundización del seguro en el componente agrícola, medido como la razón entre las hectáreas aseguradas y las hectáreas sembradas, obtuvo su mayor alcance en 2020 con 4,4 %6, en tanto que para 2022 se ubicó en 3,8 % y en lo corrido de 2023 se ubica en 2,4 %. Estas cifras se encuentran muy por debajo de países europeos como Suiza, Polonia o Alemania que presentan índices entre 60 % y 65 % (Forrer, 2022) o latinoamericanos como Uruguay o México con índices de 56 % y 46 %, respectivamente (FIDA, 2020)”.

Por otro lado, la dotación de bienes públicos rurales continúa siendo una de las mayores deudas históricas con el campo colombiano. Solo para poner un ejemplo, con una frontera agrícola de más de 40 millones de hectáreas, Colombia para 2022, según el Departamento Nacional de Planeación, solo contaba con algo más de 142 mil kilómetros de vías terciarias de las cuales solamente el 19 % estaba en buen estado (Pening Gaviria, 2023). Es interesante ver que tanto el Gobierno del expresidente Iván Duque como el Gobierno del presiden-te Gustavo Petro han destinado importantes recursos para avanzar en el mejoramiento y construcción de vías terciarias, sin embargo, el gran reto, continúa siendo la ejecución.

El fortalecimiento de la institucionalidad pública sectorial es también uno de los retos permanentes que vive el agro y que debe trascender a los periodos presidenciales. Instituciones como el ICA, Finagro y la ADR por mencionar algunas, deben mantenerse alejadas de la politización y garantizar la idoneidad técnica de sus funcionarios.

Finalmente, es importante que las reformas que se están tramitando en el congreso garanticen la seguridad jurídica que permita incentivar la inversión de parte del sector privado e impulsar el consumo de los hogares colombianos, cuyo bienestar es indispensable para que se consolide un crecimiento agropecuario sostenible en el mediano y largo plazo. EC

Referencias Bibliográficas

  • Colfecar. (2024). Bloqueómetro Colfecar enero – septiembre de 2024. Colfecar.
  • Comisión Nacional de Crédito Agropecuario – CNCA. (2024). Justificación técnica Plan anual de Gestión de Riesgos 2023. CNCA.
  • Dane. (2019). Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA). https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/agropecuario/encuesta-nacional-agropecuaria-ena
  • Dane. (2024a). Indicador de Seguimiento a la Economía (ISE). https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/cuentas-nacionales/indicador-de-seguimiento-a-la-economia-ise
  • Dane. (2024b). Producto Interno Bruto (PIB) nacional trimestral. https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/cuentas-nacionales/cuentas-nacionales-trimestrales/pib-informacion-tecnica
  • Dane. (2024c). Sistema de Información de Precios y Abastecimiento del Sector Agropecuario (SIPSA). https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/agropecuario/sistema-de-informacion-de-precios-sipsa
  • Pening Gaviria, J. P. (2023, 23 de noviembre). Inversión de recursos públicos en infraestructura de vías terciarias. Departamento Nacional de Planeación: Planeación. https://www.dnp.gov.co/publicaciones/Planeacion/Paginas/inversion-de-recursos-publicos-en-infraestructura-de-vias-terciarias.aspx
  • Unidad de Planificación Rural Agropecuaria – UPRA. (2024). Índice de precios de insumos agrícolas y alimentos balanceados para animales. https://upra.gov.co/es-co/Boletines_Reportes/20240725_BolInsumos.pdf